En la Tierra de Santos y Pecadores (2025)
August 12, 2025
En la Tierra de los Santos y los Pecadores (2025)
“Algunas deudas no se pueden enterrar.” ☘️🔫
El crudo thriller policial irlandés regresa con En la Tierra de los Santos y los Pecadores (2025), una secuela tensa y moralmente compleja que afila la espada del original mientras profundiza en su mundo de lealtad, traición y redención sangrienta. Dirigida por Robert Lorenz, la película vuelve a utilizar la agreste belleza de la Irlanda rural como telón de fondo y testigo silencioso de la violencia.

Liam Neeson retoma su papel de Finbar Murphy, el exasesino exhausto que creía haber dejado atrás la matanza. Pero cuando la frágil paz de su pequeño pueblo costero se ve destrozada por la llegada de despiadados gánsteres de Europa del Este, Finbar se ve obligado a retomar sus viejas herramientas —y sus antiguos pecados— para proteger a los inocentes.

El guion le da a Neeson mucho que aprender, permitiéndole equilibrar la amenaza estoica con destellos de vulnerabilidad. El reparto secundario es igualmente sólido: Kerry Condon como una maestra local con su propio pasado enterrado, y Cillian Murphy como un inspector de policía calculador cuya definición de justicia no siempre se alinea con la ley.

Visualmente, la película está impregnada de atmósfera. El director de fotografía Seamus McGarvey captura ondulantes colinas verdes, calles adoquinadas resbaladizas por la lluvia y pubs sombríos con una mirada artística, contrastando la belleza de postal de Irlanda con la crudeza de los bajos fondos. La acción es brutal pero con los pies en la tierra: peleas con cuchillos en estrechos callejones, tensos enfrentamientos iluminados solo por las luces parpadeantes de los pubs y una trepidante persecución en coche por las carreteras junto a los acantilados de Donegal.

Temáticamente, En la Tierra de Santos y Pecadores (2025) se basa en la idea de que la violencia deja cicatrices invisibles y que la redención a menudo tiene un precio demasiado alto. El ritmo pausado da sus frutos en un acto final tan emocionalmente satisfactorio como explosivamente intenso.
Al llegar a los créditos finales, esta secuela es más que un simple capítulo: es una reflexión sombría y conmovedora sobre el precio de la paz, anclada en una de las interpretaciones más silenciosamente poderosas de Neeson en años.
