Popeye el Marino (2025)
June 29, 2025
Crítica de la película: Popeye el Marino (2025)
★ ★ ★ ★ ☆
Es fuerte hasta el final porque come espinacas, y en Popeye el Marino (2025), nuestro héroe favorito, bizco y masticador de pipas, finalmente hace su esperado regreso a la gran pantalla, en un deslumbrante reinicio animado que supera con creces sus expectativas.
Dirigida por Genndy Tartakovsky (Hotel Transylvania, Primal), esta reinvención del clásico personaje de dibujos animados es a partes iguales homenaje y evolución. Con un estilo de animación audaz y estilizado que evoca a Fleischer Studios con tecnología moderna, Popeye trae el caos gomoso y la atmósfera cómica de los cortos originales a una nueva generación, sin perder ni un ápice de su encanto marinero.x
Dirigida por Genndy Tartakovsky (Hotel Transylvania, Primal), esta reinvención del clásico personaje de dibujos animados es a partes iguales homenaje y evolución. Con un estilo de animación audaz y estilizado que evoca a Fleischer Studios con tecnología moderna, Popeye trae el caos gomoso y la atmósfera cómica de los cortos originales a una nueva generación, sin perder ni un ápice de su encanto marinero.
Popeye (con la voz perfecta de Jack Black, que canaliza la dureza, la determinación y una calidez sorprendente) vive una vida tranquila junto al muelle con su hijo adoptivo Swee’Pea, hasta que la paz se ve interrumpida por el regreso de Bluto (Dave Bautista), ahora un magnate naviero con la intención de pavimentar Sweethaven y convertir los océanos en rutas petroleras. Olive Oyl (con la voz de Kristen Wiig, con una brillantez peculiar) se encuentra atrapada en el medio, aún sin saber si está enamorada del peligro, del legado o del único hombre que la llama “Oyl-y”.
La trama es simple, pero esa es la idea. Es un lienzo para salvajes batallas navales, peleas a puñetazos que desafían la física y un caos alimentado por espinacas que culmina en un explosivo tercer acto con un pulpo mecánico gigante, un astillero que se hunde y un montaje musical de espinacas que hay que ver para creer.
La dirección de Tartakovsky brilla con más fuerza en la comedia física y el movimiento: las extremidades se estiran, los ojos saltan y los puñetazos caen como maremotos. La animación es rápida, fluida y llena de personalidad, con detalles de fondo que hacen un cariñoso guiño a la historia de Popeye.
Sorprendentemente, hay corazón bajo los puños de martillo. La trayectoria de Popeye —de luchador reticente a padre reticente y a protector orgulloso— añade peso emocional sin sacrificar las risas. ¿Y Swee’Pea? Oro comercial instantáneo.
Si hay una pega, es que algunos chistes son demasiado infantiles, y no todos los números musicales dan en el clavo. Pero esas son pequeñas quejas en una película que sabe exactamente lo que es.
Veredicto: Popeye el Marino (2025) es un triunfo desenfrenado y devorador de espinacas. Sana, hilarante y visualmente impactante, revive a un ícono querido de la mejor manera posible. Soy lo que soy, ¿y esta película? Es un nocaut.